¿Alguna vez viste alguna publicidad o contenido que te propusiera llegar al verano más flaca, con menos celulitis y menos arrugas? ¿Sentís esa presión social para cumplir con las exigencias de belleza?
Violencia estética es un término que integró la socióloga venezolana Esther Pineda en 2012 en su libro “Bellas para morir: Estereotipos de género y violencia estética contra la mujer”.
Usando sus palabras, “La violencia estética le hace creer a las mujeres que ellas y sus cuerpos están mal” y esto trae consecuencias en su salud física y mental.
Esta presión limita el desarrollo personal y tiene consecuencias físicas, emocionales, mentales y sociales. Como por ejemplo: baja autoestima, trastornos alimentarios, problemas emocionales, estigma, discriminación, depresión, ansiedad y dismorfia corporal.
La violencia estética es
- Sexista porque afecta de manera desproporcionada a las mujeres. La feminidad es una característica clave para la belleza.
- Racista ya que no forman parte del canon de belleza predominante las mujeres racializadas, indígenas, y afrodescendientes.
- Gordofóbica porque existe un odio y discriminación basada en prejuicios sobre los hábitos, costumbres y salud de las personas gordas.
- Anti edad ya que se vive un miedo irracional a envejecer y se promueve la búsqueda eterna por mantenerse jóven.
Algunas cosas que podés hacer para evitar la violencia estética:
- Cuestionar lo que ves y consumís.
- Cortar los comentarios, chistes y juicios que sostienen y reproducen la violencia estética.
- Exigir a los medios y contenidos más diversidad corporal, de edad y étinico racial.
- Incentivar la discusión de estos temas.